sábado, 17 de agosto de 2013

Amarás a Dios...

Para A. M. Q.

A veces me pregunto por qué se enoja Dios con los hombres,
qué es lo que en realidad lo irrita
y levanta en la tierra tribulaciones.
Lo juro. No lo sé.

¿Será que es tan celoso que cree que lo engañamos cuando parpadea
y que, por lo tanto, por eso estamos pendientes de sus ojos?

Me pregunto también si será por todo lo que nos ha dado.
Si desde un principio sabía que nada podíamos ofrecerle
además de nuestra adoración.

Levantamos templos sólo para él dentro de nuestro corazón
y cada mañana nuestro primer pensamiento es para él.
¿Le parecerá que es muy tarde?
¿Será por no madrugar que Dios se enfurece con nosotros?

A veces creo que Dios siente que no lo amamos,
que es muy mayor para nosotros,
entonces nos envía señales de que deberíamos amar
a un Dios de nuestra edad.

A veces Dios se enoja con el hombre
y entonces me pongo triste y me pregunto
qué es lo que hago mal.
¿Acaso creer que es Dios?

[C. A. E.]

sábado, 10 de agosto de 2013

Electro-outburst zaffari

Déjame escribirte un arma
que dispare tu locura,
una idetenible bala
que sangre
el lado frío de tu

m e  m o r í a

No estás aquí
y me cansé quizá de no encontrarte
entre las sabanas
y las conchas se secaron
en un cementerio de calcio,
en una salina
¿o era una capa de polvo helado
derecho de la cama?
Se perdieron también los leones de la escarcha.

Permíteme escriverte una ves más,
regresa y prometo no comenzar
un tiroteo
de palabras y tinta,
no marchitarme,
una vez al menos,
no recomenzará la cacería.

No estabas tampoco allá
y me agoté de la clepsidra electrónica
que ornaba tus lacrimales
cada ver que discurríamos,
¿re cuerdas que no te golpeaba?
nunca te he golpeado
¿re cuerdas cómo me atabas?
Me dejaste sujeto a una oración
que tus labios no volvieron
a rezar,
a un reloj que no podía dar un paso más.
Se fundieron tus pisadas de cebra
entre las sombras del circuito peatonal,
seguiste anidando.

Consiéntemelo y crearé un explosivo
de construcción mas iva
sin pasarte factura
de los huesos rojos,
ganados de fragmentación
sin la llave que sierre la puerta
por la que no has vuelto a entrar,
aquella que jamás abre.

¿Ocaso no piensas regresar,
saludarme con un ola?
paisajar en el lecho
que -me río- ya no has habitado.

La tormenta lo modificó todo,
cambio climático.
Tendré que morir
si sólo sobrevive el más apto.
Camuflaste la respuesta al irte
y desalmaste mi entorno.

Déjame escri...
ese fue mi error,
pedirtelo cuando no comprendías
el modo en que quería que te quedaras.