lunes, 10 de diciembre de 2012

The catcher in the storm

Cosecharé tormentas. 
Por ahora son recios vientos
que silban en mis odios
mientras avanzo otro vaso
con licor de centeno.

Me he visto caminar por la orilla del abismo,
asomarme
y sentir que se me vuelve el estómago,
como un deseo 
que me llama a incumplirlo.
No saltaré.
Cuidaré que nadie caiga.

Cosecharé tormentas.
Por ahora las miro crecer
-grises, púrpuras y violentas-
en la tierra cultivada,
las miro alimentarse de un río
al que le llaman Carlos.
Carlos es una tristeza, muy mansa y gris,
y mis tormentos en alguna ocasión también lo fueron:
eran tristecitas, semillas grises,
vientecitos.

Hice mal en sembrarlos.
Ahora estoy parado ante el precipicio,
mirando a los niños pequeños que juegan,
bajo las nubes que se forman,
tres metros bajo cielo;
cuidando que no caigan.

C. A. E.

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